Esta Misa popular de Pajares la cantaban en latín los hombres en el coro durante la Misa mayor hasta la introducción en la liturgia de las lenguas vernáculas, a finales de los años sesenta del siglo XX. La aprendieron de memoria de generación en generación, pues no existe partitura. La grabé en un magnetófono Geloso en 1973 con las voces de los hermanos Martín y Felicísimo Temprano.
Escudo de Pajares de la Lampreana
y Virgen del Templo, patrona de Pajares y de la Tierra del Pan
Pajares y la Tierra del Pan
La Tierra del Pan, situada al norte del río Duero, está formada por 24 municipios, diseminados en un territorio de 849 kilómetros cuadrados, lo que supone aproximadamente el 8 por ciento del territorio de la provincia de Zamora. Linda con las comarcas de Benavente y los Valles, Tierra de Campos, Alfoz de Toro, Tierra del Vino, Sayago, Tierra de Alba, Aliste y Tierra de Tábara. (Las fotografías de los mapas de la Tierra del Pan y su ubicación en Zamora están tomadas del portal La Tierra del Pan.)
Dentro de la Tierra del Pan existe una subcomarca que suele conocerse como Agro-Panlampreana y más comúnmente Pan-Lampreana, con tres pueblos que llevan el apellido de Lampreana: Pajares, Manganeses y Villalba; esto da fe de que por aquí se criaron lampreas.
Pajares de la Lampreana tiene 27,9 kilómetros cuadrados y está en el Valle de la Lampreana, a 28 kilómetros al norte de Zamora. Linda con Manganeses de la Lampreana, Villalba de la Lampreana, Arquillinos y Piedrahita de Castro. Se encuentra a una altitud de 696 metros. Tiene el título de villa. (En la fotografía, vista área del casco urbano de Pajares de la Lampreana.)
Los primeros restos de poblamiento humano en el término de Pajares de la Lampreana datan de la época romana, de la cual se han encontrado vestigios en los términos de El Billar y el Teso de Santa Coloma. En un documento de 1185 se alude a Pajares de la Lampreana con la denominación de Paliares y en 1291 aparece como Payares. Llegó a pertenecer a la Orden del Temple.
La villa de Pajares de la Lampreana tuvo en la Edad Media lugar de behetría, lo que suponía concejo y tierras propias. Pajares fue requerido para contribuir a la segunda reconstrucción de Castrotorafe, a lo que la villa se negó por contar con privilegio de behetría. El 7 de septiembre de 1481 los Reyes Católicos dieron la razón “a los vecinos de Pajares, por haber justificado ser lugar de behetría de mar a mar y no solariego”.
En Pajares hubo una parroquia y cuatro ermitas en el siglo XVII: la de La Cruz, la de San Roque, la de San Martín y la ermita de la Virgen del Templo. Desde el siglo XVIII se conservan solo la parroquia de San Pedro y la ermita de la Virgen del Templo, que tiene en su interior un retablo mayor y una imagen románica de la Virgen del Templo, restaurados en los años ochenta del siglo XX. En Pajares hubo también un hospital, desaparecido en 1746.
La iglesia parroquial (en la fotografía), bajo la advocación de San Pedro, es románica. Fue edificada en el año 1181 y el rey de León Fernando II la donó al Monasterio de Moreruela poco después. Este Monasterio donó su patronato a la catedral de Zamora en el año 1244. Según Gómez Moreno es románica, período al que corresponde su portada meridional, formada por dos arquivoltas de medio punto sobre dos parejas de columnas de capiteles de hojas esquemáticas dentro de arcadas. Tiene planta de cruz latina, con muros de mampostería, igual que la espadaña. Corresponde al siglo XII la portada meridional, que voltea arcos escalonados con impostas de nacela y capiteles vegetales esquemáticos en las cuatro pequeñas columnas de las jambas. Tiene un retablo rococó de la segunda mitad del XVIII, con un cuerpo entre columnas de abundante talla y anilladas en sus tercios bajos y un ático entre machones festoneados. Contiene una escultura de San Antonio Abad. El retablo mayor parece de mediados del siglo XVIII, pero está rehecho modernamente. El resto se adorna con espejos de marcos rococós rectangulares, ovales, cuadrifolios y octogonales, todo ello de la segunda mitad del siglo XVIII.
La ermita de la Virgen del Templo fue iglesia parroquial hasta 1895, llamada de Santa María. El interior ha sido restaurado recientemente; han aparecido varios arcos de ladrillo. En el del camerín, se conserva la cúpula barroca sobre pechinas de angelitos y labores vegetales. En 1763 el conde de Castronuevo, sucesor de los Enríquez, era el patrón de la capilla mayor.
El Retablo mayor (en la fotografía) tiene 19 tablas. De estilo italiano, de la escuela de Juan de Borgoña del primer tercio del siglo XVI, es obra del zamorano Blas de Oña, con fondos paisajísticos y de arquitectura renacentista. Como notas destacables, hay que señalar alguna composición escorzada, desarrollos manieristas y algunos rostros bellísimos, como el de la Virgen en la Huida a Egipto. En general, hay que circunscribirlas dentro del ámbito del trabajo de varios pintores de la escuela de Juan de Borgoña, irradiada en la provincia desde el fecundo foco toresano.
Tiene siete calles, separadas por medias columnas con fuertes decorados de labores platerescas y tres cuerpos; la calle central ha perdido los marcos originales en el primer y segundo cuerpo, sustituyéndolos por otros barrocos. En medio del mismo, detrás de una hornacina del siglo XVIII, está la imagen de la Virgen del Templo, magnífica talla románica realizada entre 1200 y 1220; tiene 85 centímetros de altura. La Virgen está sentada y tiene un niño en el regazo.
Se conserva también una Virgen con el Niño de finales del XVI, que está de pie, con policromía original, el Cristo de la Misericordia, del siglo XIV de caracteres góticos, restaurado a finales del siglo XX. y una talla de San José con el Niño del siglo XVI; el escudo de los Enríquez, familia nobiliaria que poseyó, entre otros, los señoríos de Villalonso, Alcañices y Alba y Aliste.
La imagen de la Virgen del Templo fue restaurada en 1987 por D. Nazario Diéguez, a la sazón responsable artístico del Obispado de Zamora, y el retablo bajo la tutela de la Junta de Castilla y León. La restauración se inició a raíz de un reportaje a todo color publicado en el ABC Dominical (marzo de 1977), titulado El arte olvidado de los pueblos, de Gerardo González Calvo. En el reportaje se abogaba también por la restauración de un Cristo románico de Manganeses de la Lampreana. El mismo autor publicó varios artículos en El Correo de Zamora para acelerar la restauración de la talla de la Virgen del Templo y el retablo. En el año 2000 el cura párroco, D. Santiago Alonso Ferreras, acometió una esmerada e inteligente restauración de la ermita; antes había hecho lo propio con la iglesia parroquial.
La Virgen del Templo es la patrona de Pajares de la Lampreana y de toda la Tierra del Pan. Son numerosos los milagros que se atribuyen a la Virgen del Templo: salvar a niños caídos en pozos, devolver el habla, librar a la comarca de la Lampreana de pestes y plagas y salvar de un rayo a Vicente Gómez Pintaco. Algunos de ellos se han recogido documentalmente e incluso han formado parte de la decoración pictórica de los muros del templo. Un hijo de Vicente, el Dr. Felipe Gómez, regaló unas vidrieras a la ermita cuando fue mayordomo de la Virgen del Templo; en una de ellas se reproduce el "milagro" de su padre.
En el año 1900 había en Pajares 1.185 habitantes y en 1950 llegó a 1.339. Contaba entonces con cinco escuelas: una de párvulos, dos de chicas y dos de chicos. En esa época había un médico residente, un practicante, un veterinario, tres herreros, cuatro carpinteros, dos zapateros, un hojalatero, el confitero Salvador Mínguez que elaboraba todos los dulces y demás confituras que vendía (era, además, fotógrafo), panadero, tres carniceros, cuatro barberos, una farmacia, una posada, una casa de telégrafos (después con centralita telefónica), salón de baile, casino y bar. Contaba, además, con un grupo de músicos llamados Los Pelegrines (los vemos en una foto antigua): Angelito, Avelino, Isaías y Pele; algunos de ellos ejercían también como barberos. En 1970, después de las primeras grandes migraciones en busca de trabajo, la población descendió a 849, a 500 en el 2000 y a 365 en 2016.
Poco después de la guerra civil se creó el Auxilio Social, donde se daba todos los días comida a los hijos de las familias más pobres, se suministraba también comida a las viudas y familias menos pudientes (la iban a recoger al comedor) y se pasaba consulta médica a las madres lactantes de otros pueblos vecinos. En los años setenta del siglo XX se creó la Asociación Cultural Virgen del Templo; organiza la Semana Cultural que se celebra todos los años a finales del mes de agosto.
Actualmente, muchos “hijos del pueblo” que emigraron al norte de España (País Vasco, Asturias y Madrid, principalmente) tienen casa en Pajares, aunque mantienen la residencia en sus lugares de trabajo. En los últimos veinte años ha habido un espectacular incremento en la construcción de casas nuevas y chalés; se han restaurado también algunas casas viejas.
En la Pan-Lampreana no se han visto lampreas desde tiempo inmemorial. Es, desde hace muchos siglos, una zona eminentemente cerealista. Las labores tradicionales del campo han girado siempre en torno a la siembra y recolección de trigo y, en menor medida, de cebada. Según un censo agrario del Instituto Nacional de Estadística, Reseña estadística provincial, en 1970 los 10 mayores productores de trigo en Zamora fueron (en quintales métricos): Villalpando (35.232), Toro (30.781), Manganeses de la Lampreana (31.913), Pajares de la Lampreana (23.306), Castronuevo (20.505), Castroverde de Campos (18.372), Villafáfila (17.380), Vezdemarbán (16.557), Cañizo (15.762), Villalba de la Lampreana (15.501).
En Pajares de la Lampreana, antes de la mecanización para las tareas agrícolas, el laboreo se hacía con mulas, vacas, bueyes y burros. Las sementeras eran largas y laboriosas, aunque no tanto como la siega, la recolección, la trilla y la limpia de las senaras. Colaboraban en la siega cuadrillas de gallegos, que, según denuncia Rosalía de Castro en un poema de Cantares gallegos (1863), eran muy mal tratados por los castellanos. Dice en sus primeros cuatro versos:
Castellanos de Castilla,
tratad bien a los gallegos;
cuando van, van como rosas;
cuando vuelven, como negros.
En realidad, ni más ni menos que los propios criados castellanos. Había algunos huertos a las afueras del pueblo de Pajares, algunos de ellos solo para el consumo familiar. La economía doméstica dependía fundamentalmente del grano, del ganado lanar y vacuno. En todas las casas se criaba algún cerdo para hacer la matanza. En algunas, se tenían marranas para vender los gurriatos. La cría de gallinas y de conejos aportaba también algunos ingresos. A partir de los años setenta, sobre todo después de la llamada concentración parcelaria, algunas personas se dedicaron a la cría de vacas de leche; actualmente quedan muy pocas. Se han montado algunas granjas de cría de cerdos asociadas con COBADU (Cooperativa Bajo Duero).
Hay en Pajares de la Lampreana tres bares (Aries, Disco Bar Yoryo -más conocido como El Tronco-, Disco Bar El Templo) y un Hogar para jubilados, un comercio-estanco y un Tanatorio. Asimismo, existe un castillo que erigió entre los años sesenta y setenta del siglo XX el constructor pajarés Donaciano Sánchez Lorbada y que se usó durante algún tiempo como casa rural. No muy lejos del pueblo se encuentran las lagunas de Villafáfila, uno de los mayores humedales de Castilla y León. En el término abundan las avutardas desde tiempo inmemorial.
Pajares cuenta con cuatro beatos, martirizados en los años treinta del siglo XX. El Ayuntamiento les dedicó en diciembre de 2013 un pequeño monumento con el nombre de "Jardín de los beatos". En él aparecen los nombres de los cuatro frailes mártires: Eliseo Miguel Largo, Ángel Sánchez Rodríguez (en la foto con la palma del martirio), Bartolomé Andrés Vecilla y Ángel Reguilón Lobato. El primero era sacerdote dominico y fue arrojado al mar, con otros compañeros del convento de Caldas de Besaya, en Santander el 22 de diciembre de 1936 (fue beatificado en 2007); los otros tres eran estudiantes carmelitas de entre 18 y 19 años y fueron fusilados ante el cementerio parroquial de Carabanchel de Madrid el 18 de agosto de 1936, junto a otros cinco compañeros carmelitas (fueron beatificados en 2016). En 1961 se colocó una placa para conmemorar "el 25 aniversario de su inmolación". A principios de 2016, el Ayuntamiento de Madrid ordenó retirar la placa con una extraña interpretación de la ley de Memoria histórica; pero ante las protestas por este dislate, la volvió colocar. Pajares ha sido tradicionalmente el pueblo zamorano con más vocaciones religiosas; en algunas familias ha habido tres y más frailes y monjas. Hubo siempre una gran devoción a la Virgen y al Sagrado Corazón de Jesús -de ello dan fe escapularios y detentes-; fue también muy floreciente la Acción Católica y la Adoración Nocturna, esta todavía en vigor.
Para toponimia, flora y fauna, se dan detalles en mi próximo libro "Pajares de la Lampreana. Un pueblo de la España vacía". Editorial Semuret, Zamora.